Las buenas noticias se celebran, pero sin exagerar. Y un poco de las dos cosas pasó luego de que el martes el gas de Vaca Muerta llegara por primera vez a la región de San Pablo, Brasil, pasando por las redes de Bolivia. Y es que si bien se trata de un hito muy significativo, hoy no están dadas las condiciones para que las exportaciones puedan mantenerse en el tiempo ni elevar significativamente su volumen.

El gas de Vaca Muerta a Brasil por Bolivia

Vayamos por parte porque este hito tiene por detrás un trabajo de largos años. “Hace cinco años que venimos empujando esto que pocos creían posible”, planteó a Energía On el exministro de Hidrocarburos de Bolivia y socio director de Gas Energy Latam, Álvaro Ríos Roca.

Y es que lo más importante de esta exportación piloto por un total de 4,5 millones de metros cúbicos de gas de TotalEnergies hasta las instalaciones de Matrix Energía de San Pablo, está en lo político.

El gobierno boliviano, que controla Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) que, a su vez, controla tanto todas las exportaciones de gas como su transporte, era reticente a moverse de su rol de exportador a uno de transportista.

Esto recién cambió el año pasado, cuando YPFB aprobó cobrar una tarifa de transporte de entre 1,5 a 2 dólares por millón de BTU, bajando las pretensiones que habían iniciado en 8 dólares, un valor más caro que el que se cobra por la producción de Vaca Muerta.

Este cambio político es el que permite esta triangulación energética de los países del sur, y tiene como trasfondo una más que dura realidad para Bolivia, que luego de ser por años el exportador a Brasil y a la Argentina, este año se calcula que producirá solo 25 millones de metros cúbicos por día, apenas el 29% de lo que produce Vaca Muerta.

El gas de Vaca Muerta a Brasil por Bolivia
TotalEnergies despachó su gas de Vaca Muerta hasta Brasil.

Y con un pronóstico más que complicado: se estima que hacia 2027 Bolivia directamente necesitará importar gas para su propio consumo.

Ese escenario es el que permitió allanar, en parte, las exportaciones trianguladas entre los grandes clientes industriales de la zona de San Pablo, en donde el gas argentino no había llegado nunca ya que no hay redes que vinculen a esa zona de Brasil con Argentina.

El dato: 4,5 millones de metros cúbicos en total, es el gas que se exportará a Brasil pasando por Vaca Muerta.

Del lado del país de Lula Da Silva se da una necesidad clara ante la caída de las exportaciones de Bolivia. Se trata de un flujo de gas que está en proceso de desaparecer pero que es vital para las industrias.

El gasoducto de exportación tiene una capacidad de transporte de 30 millones de metros cúbicos diarios y sobre los 20 millones de metros cúbicos que se venía exportando a Brasil en los últimos años, en este 2025 se proyectó despachos por 11 a 12 millones de metros cúbicos diarios, es decir la mitad.

Con dos tercios del ducto “vacío” y una demanda concreta en Brasil, ya son 15 los contratos de exportación de gas argentino que aprobó el gobierno de Javier Milei y que abarcan no solo a TotalEnergies y la exportación en marcha, sino a seis operadoras, incluyendo a Oilstone que planteó exportar gas de sus campos convencionales.


Los dos problemas que enfrenta la nueva vía exportadora

Pero aquí es donde las buenas intenciones y la realidad comienzan a chocar ante un común denominador de fondo: el dinero.

Y es que se conjugan los dos problemas que enfrenta esta vía exportadora si lo que se busca es ampliar su volumen. En primer lugar, está el costo al que llega el gas al mercado brasileño, pues en el caso de esta primera exportación el valor final fue de 11,18 dólares el millón de BTU ya que a los 6,80 de precio en punto de inyección (PIST) se suman 2,38 de transporte para llegar así a frontera a 9,18 y desde allí YPFB cobra otros 2 dólares por el transporte de los últimos 1.000 kilómetros.

Ese precio está en línea con el que Bolivia percibe por su gas, pero tiene de competidor potencial al gas natural licuado (GNL) que pueda llegar a inyectarse.

Y es que el problema de fondo es que si el gas de Vaca Muerta quiere llegar en mayor cantidad que estos 500.000 metros cúbicos diarios que se están despachando, deberán realizarse obras para permitir que ingrese más gas al Gasoducto Norte.

Sucede que, más allá de su reversión que permitirá el transporte de 19 millones de metros cúbicos diarios, hoy la red no logra recibir más de 15 millones de metros cúbicos y esto es un problema porque las provincias del Noroeste llegan a consumir hasta 21 millones de metros cúbicos.

Desde algunas empresas ya se debate el tendido de un nuevo gasoducto desde Vaca Muerta, porque es claro que de no hacerse se repetirá lo que sucedió en este verano que se debió importar gas desde Chile para cubrir la demanda.

De cara al plan exportador por triangulación, esta limitación marca que las productoras de gas solo podrán exportar en los meses templados, como es el actual, cuando baja la demanda y deja saldos de hasta 1 millón de metros cúbicos día.

Para ampliar esas exportaciones se requieren obras como las mencionadas, que no solo se cuentan en cientos de millones de dólares, sino que tienen un condicionante que desalienta a varias compañías: y es que Brasil es un país cuya matriz energética se mueve con las hidroeléctricas, por lo que depende de las lluvias en realidad si se da una mayor o menor demanda de gas.

Una condición compleja por la que el CEO una de las grandes petroleras argentinas sostiene que “conviene desarrollar el GNL y mandarles barcos, así cuando no necesiten gas porque tienen hidroelectricidad, mandás el barco a otro lado”.

Fuente: RN.

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