Así se explicó desde la Secretaría de Energía, luego de que el nuevo presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB ), José Luis Rivero, anticipó que entre sus principales desafíos figura renegociar los contratos de exportación de gas natural con la Argentina y Brasil.
La Argentina logró este año un ahorro de 300 millones de dólares a raíz de la adenda al contrato de importación de gas desde Bolivia, firmada en 2018, que permitió reducir casi a la mitad el suministro en los meses de verano, y se anticipa que el misma reducción de divisas se logrará en 2020.
El gas de Bolivia este año representará el 11% del gas natural que consume Argentina, un 1% menos que el año pasado, mientras que el 84% proviene de fuentes locales, el 4% de GNL regasificado, y el 1% de combustibles líquidos alternativos pero mucho más costosos.
«Hasta el momento Bolivia no dejó de cumplir ni un día con las entregas comprometidas de 11 mm3/d para los meses de verano», a pesar de las dificultades surgidas por la crisis institucional que provocó la caída del gobierno del presidente Evo Morales, explicaron lo voceros.
La adenda firmada en febrero de este año que adapta el contrato original de octubre de 2006 y su adenda inicial de marzo de 2010, permitió una reducción de las compras de gas a Bolivia a raíz de la producción creciente que el país venía registrando desde la formación de Vaca Muerta.
De esta manera, la última negociación contempla el envío de al menos 16 mm3/d en mayo a septiembre con un pico de 18 mm3/d en julio y agosto, los meses de más demanda, y en el resto del año 11 mm2/d, frente a los 21,3 mm3/d vigente hasta este año para todos los meses por igual.
A pesar de la adenda que estará vigente hasta febrero de 2021 y que abrirá una nueva negociación hasta completar el contrato a 2026, el Gobierno estima que aún se contabilizan 6 mm3/d de «importaciones evitable desde Bolivia», por lo que en caso de una renegociación Argentina pediría reducir más sus compras.
Además, la postura Argentina estaría en condiciones de plantear no sólo la reducción de volúmenes sino la baja de precios de manera de converger hacia la actual coyuntura de mercado que reconoce costos menores.
Es que en la actualidad, la Argentina paga el gas boliviano a un promedio anual de US$ 6,7 por MBTU, en tanto que reconoce a la producción doméstica sin subsidio un precio de 3,4 por MBTU y de US$ 7 con subsidio.
Además del interés argentino en la readecuación de los términos del contrato, Bolivia también enfrenta dificultades de producción y de reservas por la falta de inversión en exploración, por lo que en los últimos años tuvo dificultades para cumplir con la demanda argentina.
Al mismo tiempo, Brasil encaró desde agosto una renegociación de contratos con Bolivia con el mismo fin de reducir los volúmenes que alcanzan los 30 mm3/d, con un mínimo de 24 mm3/dia, pero la futura adenda podría reducir a la mitad esos volúmenes.